martes, 4 de octubre de 2011

La despolitización de las cajas de ahorro.

Aunque los medios de comunicación al servicio del statu quo vigente han evitado a toda costa publicarlo, la postura de UPyD ayer en el Parlamento Vasco con motivo de la presentación del Proyecto de Ley de Cajas por parte del Consejero de Economía, Carlos Aguirre, fue diáfana: este proyecto no aboga por la despolitización de los órganos de gobierno de las cajas de ahorro y no aboga por una verdadera profesionalización de su gestión y toma de decisiones.

Es obvio que uno de los grandes males de la economía española ha sido la politización de las cajas de ahorro que, en lugar de llevar a cabo una gestión caracterizada por la racionalidad empresarial, optaron, en muchos casos, por proyectos o decisiones puramente partidarias y disparatadas. Tal modo de funcionamiento les llevó a tener mayores tasas de morosidad que los bancos y a un recorte mayor en la concesión de créditos. Las cajas de ahorro vascas, a pesar de que han estado mejor gestionadas y gozan de una gran solvencia, han tenido y tienen el mismo problema. Sin su politización su situación actual sería más saludable e incluso es seguro que ya se habrían fusionado.

A nuestro entender, y así lo dijimos ayer en la Comisión de Economía, los cambios impulsados en la legislación nacional y los que se proyectan en el Proyecto de Ley del Gobierno Vasco son claramente insuficientes. No se aboga por la despolitización de los órganos de gobierno de las cajas. Ciertamente, se introduce una serie de cambios en los criterios de representación en los órganos de gobierno, pero la excesiva politización se mantiene.

No es cuestión de explicar aquí el modelo que defiende UPyD (se encuentra disponible en la web nacional), pero sí que cabe insistir en que esta leve modificación que se plantea no va a impedir que sean personas directamente controladas por los partidos políticos quienes tomen decisiones importantes y tal cosa hará posible que sus decisiones de gestión respondan a criterios de partido. El objetivo debería ser erradicar de la toma de decisiones comportamientos relacionados con la organización, con los intereses o con la dinámica de los partidos políticos. La pretensión por parte de estos de elegir a los suyos y poder tener representación no tiene como objetivo mejorar la gestión sino condicionarla para introducir en la toma de decisiones criterios de partido. En conclusión, los partidos políticos que siguen defendiendo todavía ayer su presencia en los órganos de gobierno no están defendiendo lo público... sino lo suyo, cosa muy distinta.

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