lunes, 28 de junio de 2010

Algo huele a podrido en España (I).

Una cosa es aceptar intelectualmente que, efectivamente, nos encontramos ante una crisis europea y mundial de grandes proporciones, y otra muy distinta que no seamos capaces de al menos atisbar los problemas específicos que sufrimos en España. Una cosa es reconocer que están siendo y seguirán siendo necesarias una serie de soluciones globales a aplicar casi miméticamente en el conjunto de los países europeos (porque no somos tan distintos en algunas cuestiones) y otra muy distinta no ser capaces de ver que España necesita medicina específica, diferente a la que otros necesitan, habida cuenta los desbarres provocados en el sistema por unos y otros. Creo que uno de los objetivos propagandísticos del actual gobierno es difuminar tales diferencias y tratar por todos los medios de confundirnos, haciéndonos creer que todo lo que se cuece en Europa es básicamente lo mismo que lo que se cuece en nuestro país y que toda la culpa de la actual crisis es de los mercados internacionales y cuatro inmorales especuladores. También la oposición tiene entre sus objetivos engañarnos: la actual crisis es culpa exclusiva del insoportable ZP ... y se solucionará en cuanto pisen poder y gobiernen, independientemente de que sean parte ellos también del problema. Pienso que es necesario insistir para que los ciudadanos vean más allá de las ramas, más allá de estos lodos... y más allá de nuestros actuales mandatarios. Continuaré mañana.

1 comentario:

Aitor dijo...

La economía del ladrillo es lo que tiene, se tambalea algo el sistema financiero y deja de correr el flujo de inversión necesario para sostener esa chapucería. Sin la inversión necesaria, paro e impagos es lo resultante. Unos dejan de tener trabajo,consumen menos y se ven mal para pagar, otros dejan de tener demanda y encima se encuentran con que se les debe dinero y a su vez deben ellos y no pueden pagar. De un problema financiero que considero que no nos ha tocado tanto como a otros, salimos peor porque nos revienta la burbuja inmobiliaria. La construcción se va al traste y con ello el motor de nuestro crecimiento y otros sectores se resienten.
Soluciones habrán, pero "de aquelos fangos, estos lodos", permitimos y crecimos a base de hacer mal las cosas y para eso ya no hay solución, o sufrimos lo que haya que sufrir intentando corregir lo pasado y lo presente o volvemos al chiringuito de hacer dos de cada tres casas que se construyen en Europa.