martes, 12 de mayo de 2009

EL CUPO Y EUROPA.

Ahora todos somos muy europeístas, claro, ahora que se presentan las elecciones al Parlamento europeo en nuestro horizonte inmediato. Y siempre que sea para defender los intereses nacionales en Europa, en lugar de defender una verdadera Europa política, unida, igualitaria y de ciudadanos verdaderamente iguales y diversos (o sea, iguales en derechos y obligaciones). Me imagino a algún líder español, cabeza de lista para dichas elecciones, que osara clamar a los cuatro vientos que no tiene como objetivo supremo y único defender los intereses españoles en Bruselas... sino trabajar hasta la extenuación por constituir lo que queda pendiente: el tan manido concepto de ciudadanía europea que a día de hoy no existe más allá de los discursos populistas y populares, pues no hay Estado real que le corresponda. En parte, dicho líder imaginario me recuerda a servidor, cuando reclamé la semana pasada en sede parlamentaria vasca, no tanto la derogación del Cupo vasco sino su correcto cálculo, en base a cálculos matemáticos en lugar de hacerlo en términos políticos que terminan socavando la igualdad de los ciudadanos españoles. Es decir, me lo imagino como a mí mismo: clamando en el desierto por una verdadera sociedad igualitaria, esta vez a nivel nacional, para que no haya ciudadanos de primera y de segunda. Un discurso que irá calando, al tiempo, como comienza ya a calar nuestros otros discursos complementarios, tales como el de ciudadanía, el de progresismo, el de puntos de acuerdo o el de los lugares comunes para defender todo aquello que nos une... y tantas otras cosas. Dicho líder popular o socialista que se atreviera a decir cosa semejante (que debemos compartir cuantos privilegios disfrutemos con los demás europeos o renunciar inmediatamente a ellos) obtendría, según encuestas internas de las que dispongo, voto y medio. Ésta es otra de las labores que tenemos la responsabilidad nosotros como partido de defender ahora, para que se convierta en legado histórico para nuestros descendientes: esa ciudadanía común europea, superadora de identidades homogéneas que nos avasallan allá donde nos dejamos caer. Efectivamente, lo que estáis pensando: así como únicamente existe un partido político con visión de Estado dentro de nuestras fronteras, sólo tenemos un partido inequívocamente europeísta y un cabeza de lista dispuesto a trabajar para lo que nos une en Europa. Y está claro, es nuestro partido, UPyD y nuestro candidato, Sosa Wagner.

2 comentarios:

Sake dijo...

Asi es y no puede ser de otro modo. Todo tiene un coste, pero lo que sale más caro es ir en contra de la propias convicciones.

Anónimo dijo...

Gorka, no me cabe duda de que UPyD es el único partido verdaderamente europeísta que sigue los principios de los Padres Fundadores de la Unión Europea, los cuales se plantearon como objetivo final la unión política de todos los Estados que se quisieran adherir a ese proyecto, a base de avances concretos en diversos sectores, que se han ido ampliando en el transcurso del tiempo. Para ello es necesario comprender la simbiosis que necesariamente implica esa adhesión., comprender que sólo el beneficio de todo puede beneficiar a las partes y no se puede acudir a Bruselas siempre con la intención de sacar tajada, y esto es precisamente lo que hacen otros –seguramente será porque no saben hacer otra cosa.