viernes, 20 de junio de 2008

¿QUÉ IDENTIDAD?

El pasado día 22 de Mayo, la Cámara de los Diputados franceses, aprobó una enmienda al proyecto de revisión de la Carta Magna, a fin de incluir en ella una referencia que reconociera a las lenguas regionales como parte del "patrimonio de la nación", manteniendo el francés como idioma oficial en todo el territorio. Días después, la Academia Francesa, fundada en 1635 por el cardenal Richelieu y cuya función es velar por el respeto de la lengua francesa, mostró su oposición a la enmienda, aunque reconocía las "excelentes" intenciones de los diputados y su convencimiento de que, efectivamente, dichas lenguas pertenecen al patrimonio francés. Mostraban su preocupación porque esta iniciativa pudiera dificultar "el acceso igualitario de todos a la Administración y a la Justicia". Esta misma semana, finalmente, el Senado francés acaba de rechazar reconocer las lenguas regionales en la Constitución.
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Aunque apenas dudo, visto lo visto en España, de los bienintenciandos argumentos que la Academia Francesa pueda esgrimir y de su preocupación porque se mantenga el acceso igualitario de la ciudadanía al funcionariado público, de todo esto lo que más me ha sorprendido es la afirmación de la Academia de que dicho reconocimento pudiera afectar a la "identidad nacional".
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En nuestro país es norma habitual, en algunos ámbitos, reclamar, aunque sea indirectamente, la pureza de la identidad española o hacerla coincidir con determinadas características que sobresalen en ella. Me explico: considerar al chotis como más español que el vascuence, o a las sevillanas como la quintaesencia del españolismo, frente al gallego o al catalán, for example. Recientemente, he venido leyendo, por sospechosos lugares, que hay quien reclama, como único mínimo exigible para pertenecer a nuestro proyecto, amar a España ... o defender los valores que reflejan ... nuestra identidad. En la Euskadi nacionalista que padecemos ocurre tres cuartos de lo mismo, y a los vascos no nacionalistas se nos sigue considerando menos vascos que al resto (esto me importa un bledo si no va acompañado de mengua de derechos). Y al castellano un idioma extranjero. Ejemplos podría seguir señalando durante un par de horas más. No es que los extremos se toquen, sino que hablamos de la misma cosa.
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Pues bien, aún a riesgo de que algunos se solivianten, volveré a señalar aquello que creo: el euskera, el catalán, la jota navarra, el chotis, las bilbainadas, el talante gallego, el queso manchego, los chuletas, la paella valenciana... pertenecen del mismo modo y manera a la identidad nacional española. La misma identidad que no es necesario salvaguardar, por cierto, pues se salvaguarda ella solita. Lo que seamos en cada momento, ésa será nuestra identidad. Y ni a mucha ni a poca honra.
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Otra cosa es nuestra necesaria reivindicación del igualitarismo ciudadano por encima de las particularidades regionales, la lengua que cada cual prefiera utilizar o sus gustos ... musicales. (O la especial relevancia que otorgamos al castellano, por ser lengua común). Esto es otra cosa y es, evidentemente, nuestra principal labor. Quien prefiera dedicar su tiempo a defender una supuesta identidad nacional... que me espere sentado.
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2 comentarios:

García dijo...

Bravo, un gran argumentario liberal. Muy a tener en cuenta. Aborrezo a los que usan los mismos argumentos que los nacionalistas vascos pero cambiando "Euskadi" por "España".

mdm dijo...

Saludos oh gran blogger...sólo un apunte sobre este tema de la formación de la identidad, remontando un poco el significado de tal término: de obligada lectura resulta "España invertebrada" de Ortega. Creo que ciertos avances de sus tesis han quedado desmentidos a estas alturas de la película, pero presenta claves de la formación de los entramados nacionales que pueden ser harto ilustrativos. De todos modos, si tuviera que escogerse qué leer, entiendo que una sola frase de la producción de Ortega vale más que todas la Hovras Conpletas de todos los que tú y yo sabemos. ¡Salud!