domingo, 18 de mayo de 2008

JUAN MANUEL, NO LOS ESCUCHES.

Desde donde quiera que te encuentres ahora, no los escuches, Juan Manuel. El Gobierno Vasco, compuesto por PNV-EA-IU, aprobó a las 48 horas de tu asesinato el siguiente texto que Aralar quiso presentar: "El Parlamento vasco reprueba la postura que el Gobierno español adopta sistemáticamente ante las denuncias de malos tratos o torturas, amparando sin excepción a las fuerzas policiales. Y reprueba especialmente el total amparo manifestado por el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, a los ocho guardias civiles ante las denuncias de torturas de Igor Portu y Mattin Sarasola". El tripartito que soportamos quiso añadir la siguiente enmienda a la provocación primera: "Exigir al Gobierno central el cese de la práctica de concesión sistemática de indultos a las personas condenadas por delitos de tortura".



Es por cosas como éstas que el sábado pasado les decía a unos amigos que no es posible contar con el PNV para finiquitar a la banda si queremos evitar la taquilla de la negociación. Porque ni siquiera aparcar esta iniciativa última del Parlamento Vasco habría supuesto la renuncia a defender un proyecto político (ante lo que se mostraba contrario uno de los amigos) sino que es una iniciativa gratuita que sólo puede provocar daño. Tamaña muestra de desvergüenza política (e insensibilidad humana) no merece mayor comentario, salvo el deseo que llevamos años reivindicando: el pase lo más urgente posible del nacionalismo vasco a la oposición, incluida la supuesta izquierda que le ha hecho el trabajo sucio los últimos ocho años. A partir de entonces, podremos pensar seriamente en acabar con la lacra que padecemos.








Prefiero que te quedes con otros datos que humildemente te transmito: tu mujer ha dado una extraordinaria muestra de dignidad personal, al presentarse a la palestra pública y llamar a las cosas por su nombre, evitando el silencio. Además, y aunque el cambio es lento, éste se va abriendo paso en nuestras calles: por ejemplo, en la concentración en la que participé el día de tu asesinato, hubo quien tuvo el coraje de mostrar una bandera española y, aunque un servidor no es proclive a estas cosas, le alegra que quien lo desee pueda hacerlo. Al final de la misma, alguien gritó Viva la Guardia Civil, cuerpo que va considerándose cada día que pasa como más cercano. Yo nunca había escuchado nada parecido. Por lo demás, los partidos políticos han vuelto a manifestarse conjuntamente. Al menos los dos grandes, que es lo que realmente importa. La negociación política con los terroristas sólo la defienden los iluminados de siempre y cuatro desalmados más y la repugnancia que nos produce a los vascos la violencia crece cada año que pasa. Estoy tratando de ser lo más optimista que la situación me permite, como puedes ver. Es cierto que dura ya demasiado tiempo, pero la situación de ahora no es tan vergonzosa como la de hace veinte años. Incluso en la televisión pública vasca, en distintos programas de debate, podemos escuchar ciertas opiniones antes vedadas o inexistentes. El ambiente en Euskadi es plomizo y el silencio campa por sus respetos, pero hoy conversamos más que antaño y nos vamos quitando la losa del miedo. Si te descuidas, el portero de casa te comenta el horror que le producen semejantes hechos y un tendero cualquiera puede igualmente hacer cierto comentario de desprecio. Esto aquí es mucho. El proceso es lento, ciertamente, y aunque ya es demasiado tarde, te cuento otras cosas que querrás saber: un ertzaina y un guardia civil te homenajearon conjuntamente y es esto un hito en el lugar donde vivimos. Por otro lado, existe una volunta inquebrantable de no dar un paso atrás y tenemos otro partido dispuesto a defender el orden constitucional.
Escucha estas cosas y evita lo que no merece la pena escuchar. Y mira a tu familia, Juan Manuel: ella se siente orgullosa de tí.

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